miércoles, mayo 31, 2006

Articulo: PARA QUE SIRVE LA LITERATURA?



PARA QUE SIRVE LA LITERATURA?
Por: RAFAEL A. ÁLVAREZ
cuentero@mixmail.com
PANAMA VIVE!, Edi. 36.


En su ensayo titulado “Los nuevos analfabetas”, Pedro Salinas apunta que una persona que no sabe leer –un analfabeta- es una persona que puede aprender a leer, por lo tanto es un alfabeto potencial. De igual forma, aquella persona que ya sabe leer puede o no hacerlo. Tiene la capacidad de lectura, pero no la aprovecha. Son estos los que hacen tal cuestionamiento: ¿Para qué sirve la lectura?
Si solamente la mitad de la población con capacidad de lectura más uno leyera, tendríamos una mayoría capaz de influir sobre el resto, y de esa forma iríamos rescatando el “humanismo” que día a día se pierde.
En la antigüedad leer era casi un don divino, un privilegio tal, que “en la Edad Media no se decía un curso de Moral, por ejemplo, sino un libro de moral. En vez de seguir un curso, se decía siempre oír
un libro”. (Aníbal Ponce. Educación y lucha de clases.)
Hoy, vemos que los cristianos son cristianos sin leer la Biblia. Por su parte, los llamados marxistas olvidan que “no ha sido ninguna casualidad ni arbitrariedad, que Marx y Engels hayan utilizado todos los medios de conocimiento a su alcance –también los medios literarios y lingüísticos-, para poder analizar las condiciones sociales de su época... y tampoco es de extrañar que hayan utilizado los elementos estructurales de Don Quijote de Cervantes para analizar de forma crítica la ‘ideología alemana’ en Der Einzige de Stirner, como modelo del premarzo alemán.” (Peter Hamm. Crítica de la crítica.) ¿Serán marxistas quienes provocan el cierre de las universidades?
Más cerca de nuestra América tenemos la influencia de la lectura en el Che Guevara, quien relató: “disparé un tiro hacia el monte siguiendo el mismo oscuro impulso del herido. Inmediatamente, me puse a pensar en la mejor manera de morir en ese momento en que parecía todo perdido. Recordé un viejo cuento de Jack London donde el protagonista, apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida al saberse condenado a muerte por congelación en las zonas heladas de Alaska”. (Jorge Ruffinelli. Comprensión de la lectura.) ¿Habrán leído algún cuento de Jack London todos aquellos que “revolucionariamente” portan la efigie del Che?
Fuera de las aulas de clases, por cultura general, la lectura muchas veces se nos muestra cual si fuese un oráculo del futuro. En este orden tenemos que “el clima de espanto del nazismo, que nadie pudo prever, había sido anunciado en los horribles relatos La mandrágora y en el horror del escritor alemán Hans Heinz Ewer... En 1896, un escritor inglés, M. P. Shiel, publica una novela en la que aparece una banda de monstruos criminales que asolan a Europa, matan a las familias que consideran perjudiciales a la humanidad y queman los cadáveres. Tituló su obra Las S.S.” (L. Powels y J. Bergier. El retorno de los brujos.)
Si día a día aplicáramos la máxima: “un niño que lee será un adulto que piensa”, la población adulta no sería manipulada tan fácilmente durante cada periodo electoral. En este marco, muchos miembros de un “team” quieren olvidar que su partido político “surge como una consecuencia natural del Proceso Revolucionario Torrijista para ser instrumento de apoyo de este proceso”. (Humberto López T. Panamá, una revolución democrática.) En este caso, el llamado “Proceso Revolucionario” nace con el golpe de Estado del 11 de octubre de 1968 y muere con la invasión de los Estados Unidos de Norte América, el 20 de diciembre de 1989.
No vale ninguna excusa para quien pudiéndolo hacer no lea, excepto para los que quieren ser parte de los nuevos analfabetas. Si los libros son caros, los hay reposeídos de hasta cincuenta centavos o menos; y que decir de las bibliotecas públicas, que son gratis.
Muchos escritores, a través de sus libros, nos han prevenido y nos previenen del camino que llevamos hacia la deshumanización y hacia la vuelta al esclavismo legal. Nos han hablado y nos hablan, como lo dice la escritora Erika Harris, “Con la voz en la mano”, por lo que nosotros debemos tener el oído en los ojos.
Si hoy los adultos y jóvenes mayores de edad sufren la decepción de no poder alcanzar un país diferente, nuevo, por desconocer las características históricas de lo que les provocó tal frustración, entonces eviten que sus hijos pasen por lo mismo y apliquen la sentencia: “un niño que lee será un adulto que piensa”, y no será manipulado tan “revolucionariamente” fácil. He ahí para qué sirve la lectura.