CRÓNICA SALVADOREÑA
Foto de archivo: Pueblo salvadoreño.
Nosotros aquí, en El Salvador,
Hemos perdido el aire
Y a punto de estallar estamos.
Sucede que en un pedazo de tierra
Vivimos hasta mil.
¡Es fabuloso!
Este panal sin miel, es fabuloso…
Hay que vivirlo para saber que es cierto.
Para saber su historia
Hay que sacarle sangre a un gusano.
Hay que llorar al pie de una ecuestre figura.
Ignorar tanto texto vacío
Escrito con mentiras y tinta y con las patas.
Aquí, en El Salvador, hay que decir las cosas
A corazón partido y con cojones.
Tantos han extraviado la palabra
Que a muchos nos rompe la nostalgia.
Aquí, en El Salvador, siempre estamos peleando
Entre vecinos.
Y del prójimo hablamos,
Por detrás,
Cuando ha dado la vuelta.
Algo nos pasa siempre, algo romántico, dulce,
Cosa que la dejamos para el sueño…
Es una mierda, este San Salvador, pero divino.
Aquí, ¡hasta las piedras hablan, sufren, y se tiran abrazos!
Aquí, en El Salvador, la cosa es para tanto,
Que tenemos que hacer las pequeñeces,
Rodearlas de clamor
Y esperar el vacío.
Para que el mundo sepa dónde estamos situados,
A dónde fuimos capaces de llegar,
Se tiene que morir podrido en pisto,
Pero no vales nada; aunque hayas sido presidente,
O ministro o diputado, no vales nada.
Pero no vales nada, también, si vales mucho.
¡Si vales de verdad!
(No me deja mentir Chico Gaviria.)
Jodida está la cosa.
Pero ahí vamos, con ganas de ser grandes.
Diciendo que somos lo mejor, el paraíso.
¡Qué, carajo! Somos un espejito reflejando lo de los otros.
Nada nos pertenece de verdad.
Todo es prestado, ¡hasta la muerte!
Así es que tenemos que sufrir hallándonos.
Saber nuestra verdad, luego decirla.
Propagarla en ojos o palabras o sonidos, pero decirla.
Sólo así nos tendrán que existimos…
El Salvador me duele.
Tanto me duele, que lo quiero tanto.
Y deseo vivirlo más, darle vuelta,
Transformarlo de veras, ¡porque sí!
Porque se debe transformar.
Como está
Ya no sirve… No ha servido jamás… ¡Perdón!,
Ha servido para algo: Es doloroso.
Aquí en El Salvador, en esta semillita,
Tenemos que llorar
Para que brote el canto, para que salga pleno,
Para que sirva de algo.
Aquí, en El Salvador, tenemos que sacar a relucir
Lo cierto
O seguimos perdidos…
A El Salvador, ¡Por Dios!, yo no niego.
¡Pese al padrastro que es!
No podría negarlo. Él me tiene y lo tengo.
Cuanta vida me gasto, es por él.
¡Por su forma tan rara de ser en este mundo!...
Autor: José Roberto Cea
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