jueves, junio 01, 2006

Ensayo: "El chamanismo creativo: realidades dialógicas"

"El chamanismo creativo: realidades dialógicas"

Por: Anabella Rodriguez
(Venezolana)

La realidad se podría considerar el acto fenoménico que surge en el contacto de un sujeto y el mundo exterior. El individuo adquiere unas sensaciones a través de los sentidos y las transforma en un conocimiento. En este proceso de construcción de la realidad, la formación cultural influye en la concepción del mundo, las ideas que se crean alrededor de él. Por ello, existe una relación monológica del individuo y el exterior si el sujeto sólo percibe aquello que adquiere por sus sentidos y lo crea con sus visión social convencional. Sin embargo, pensar que una realidad puede ser única e igual en todas las personas sería un error. Cada ser humano tiene una percepción propia y diferente de esta realidad. Por mucho que determine una sociedad, siempre existe un gran espacio libre, donde aparece la creación. En ese lugar de libertad perceptiva aparece el acto poético tanto en el escritor como el lector, se trata del instante en que la realidad deja de ser monológica y se hace dialógica. Este proceso evoca la búsqueda de una realidad distinta que las culturas antiguas experimentaban a través del chamanismo para enfrentarse a las grandes interrogantes de la existencia. Tal vez, esa asociación es lo que explica la unidad de poesía y chamanismo de las sociedades antiguas.
Generalmente, cuando se habla de chamán se tiende a pensar en la imagen sensacionalista que la paraliteratura ha querido explotar. El sujeto que pretende tener un poder más allá de lo normal y que se encuentra rodeado de lo “primitivo”. Sin embargo un chamán dista mucho de esta imagen impulsada por el auge de libros de autoayuda que aparecieron en la segunda mitad del siglo XX como respuesta a una modernidad decadente. Un chamán es un individuo que desarrolla su capacidad de dialogar con la realidad para construir una posibilidad nueva de interpretación. Su función sería la de “descubrir” los lados ocultos de la realidad:
Él o ella- el chamán- es quien, dentro de este orden sistémico de relaciones socioculturales, da sentido, contenido y eficacia a los valores que ordenan la realidad sobrenatural y natural y actúa intentando crear nuevas posibilidades de vida y líneas de adaptación por medio de la comprensión y/o manipulación de la imaginería mental (auditiva, visual, táctil o afectiva) generada a partir de los estados de disociación mental” (Fericgla 2003,3).

Este proceso dialógico busca crear nuevos espacios de interpretación vital. El chamán no sólo cura enfermos, se encarga de transmitir ideas sobre la vida y la muerte, intenta pensar de manera diferente aquello que su comunidad no comprende. Esa cualidad ha hecho que, desde sus inicios, la figura del chamán se relacione con la poesía, porque el acto creativo poético aparece en un proceso dialógico con la realidad.
La realidad dialógica ha sido siempre explorada por la poesía, porque el escritor trabaja con el lenguaje para crear una mirada diferente de lo convencional, tal como explica Denise Levertov:
¿Qué dualidad implica el diálogo consigo mismo y el diálogo con el corazón? Todo arte necesita dos: uno que lo hace y otro que lo necesita. Se dice que esta frase fue pronunciada por Ernest Barlach, el escultor y dramaturgo alemán (...)El acto de convertir la experiencia interna en sustancia material es en sí mismo una acción hacia los otros, incluso cuando la intención consciente no vaya más allá de auto-expresión (1979, 66-70).

Este proceso de verter nuestro interior en el lenguaje (que es expresión social) origina una realidad dialógica, porque surge una disociación del paradigma. La palabra disociación tiende a relacionarse con la locura; sin embargo la disociación expresa en su significado la ruptura con la asociación que surge de la educación estímulo-respuesta por la cual aprendemos a comprender el mundo. La disociación permite o intenta observar la realidad libre de prejucios para crear una “nueva realidad”, la realidad dialógica que conversa con el paradigma y forma otro diferente. Es, por ello, que la poesía permite descubrir la existencia humana como “realidad interior”:
Heidegger, interpretando a Hölderlin dice que el ser humano es ser conversación, manera extraña y llamativa de decir que la comunión (convivencia) es la base de la vida humana, del vivir humanamente. El poeta desarrolla la básica necesidad humana del diálogo en concreciones que son audibles para los demás; al escuchar, los demás son estimulados hacia la conciencia de sus propias necesidades y capacidades, incitados a emprender sus propios diálogos (Ibid,70).
El descubrimiento de la “voz” es un hecho reiterativo en los poetas y en los chamanes, porque esta “voz” aparece del proceso de disociación en el momento de iniciación, producto de la acumulación de experiencia, que el lector experimenta en el momento de leer: “se podría decir que el proceso de aprendizaje para llegar a ser chamán siempre implica una iniciación vivencial, no una acumulación de conocimientos intelectuales” (Fericgla 2003, 6). Octavio Paz explicaba que la revelación poética constituye un salto (que se produce por disociación, la ruptura con la convención) hacia la naturaleza original, es decir, hacia la conciencia del existir: “La experiencia poética, como la religiosa, es un salto mortal: un cambiar de naturaleza que es un regresar a nuestra naturaleza original”(1994, 137). Por este “descubrimiento del ser”, el proceso de iniciación de la voz poética se relaciona con el nacimiento del chamán en las culturas indígenas: “Normalmente entre los shuar (conocidos en Occidente como jíbaros, nombre que ellos rechazan) se considera que un individuo es auténtico uwishín (chamán) cuando tiene su propia canción (poema)”(Fericgla 2003,7). Esta relación entre la formación de un estilo propio y la configuración de un nuevo cháman en una comunidad es recurrente en diversas sociedades indígenas. El chamán descubre, por lo general, su “canción” en la iniciación que implica un ritual donde su vida peligra. Este acto se realiza para que el sujeto obtenga la experiencia.
La palabra chamán, aunque es utilizada por la antropología de manera universal, es inexacta si se desea englobar a todas las sociedades. Cada “sacerdote”, brujo” o chamán tienen una características muy particulares de su sociedad que determina también su creación poética. El término chamán fue utilizado por primera vez en el siglo XVI en las narraciones de algunos viajeros rusos que lo tomaron de la lengua de los tunguses, una etnia de Siberia septentrional. Los viajeros describían impresionados las prácticas de los chamanes que entraban en extraños estados mentales gracias al hongo Amanita muscaria, al igual que lo hacían otras etnias del lugar como los chukchis y koriaks. Estos estados mentales creaban extraños cantos, los cuales eran conservados oralmente por sus pueblos. Con el transcurrir de la historia, la palabra chamán se extendió a toda Europa y América. La poesía de los grupos indígenas, elaboradas con imágenes que sólo pueden ser descifradas por los iniciados de su cultura, resultaba un vestigio de una “realidad hereje” para los colonizadores y en otros casos “era una fuente de admiración e inspiración”. En Europa, la palabra “bruja” significaba “la que vuela alto”, pero no en el sentido literal, sino en su imaginación. El cristianismo persiguió a estos personajes que guardaban en su memoria las tradiciones celtas y escandinavas. Por ello, el chamanismo deformó su significado inicial y pasó a ser un “personaje maléfico, primitivo y producto de la credulidad de algunos”, siendo esta visión peyorativa una definición lejana de la realidad.
En Occidente, el chamanismo dejó de existir con el auge del cristianismo y luego la modernidad. En el siglo XX, la llamada “Autoayuda” intentó revivirlo con fines comerciales, sin embargo el chamán es una realidad de algunos pueblos indígenas hoy día. Por su parte, Occidente conservó la imagen del chamán en el poeta por la disociación de la realidad. Considerado como “vidente”, como lo afirmaba Arthur Rimbaud, o como un individuo experimentador, al estilo de la Generación Beat que exploraba su imaginación con estupefacientes (influido por el Lejano Oriente), el poeta ha sido visto como loco-sabio en nuestras sociedades. La disociación de la realidad, como espacio creador, fue estudiada ampliamente por la vanguardia poética que la emparentó con la locura. Se debe recordar que la disociación de la realidad es un acto controlado por el escritor. Cuando este acto de disociar la realidad es incontrolado, aparece la esquizofrenia. Por esta razón, André Bretón (como estudiante de medicina) analizaba a los soldados con traumas psíquicos en busca de un nuevo lenguaje poético dentro de la esquizofrenia y se sentía atraído por las teorías de Sigmund Freud. La disociación incontrolada de la realidad fue la fuente de inspiración para la “escritura automática” que las vanguardias pretendieron realizar al principio del siglo XX.
La experimentación de la realidad siempre ha sido una preocupación para los poetas. Williams Carlos Williams, poeta norteamericano buscaba encontrar la palabra primigenia, aquella que expresara la realidad como si se viera el objeto por primera vez. En Latinoamérica, la búsqueda de una realidad innovadora la encontramos desde el barroco con Sor Juana Inés de la Cruz, por ejemplo, quien buscaba crear un estilo propio a través de las elusiones, obliteraciones y nuevas alusiones con grandes cadenas de significados. La sustitución de una palabra por un conjunto de sinónimos. Este juego verbal provenía de la necesidad de nombrar un mundo nuevo. Por ello, los poetas latinoamericanos se caracterizan por ser “poetas enumerativos” con una “capacidad genésica”, crean realidades distintas cuando mencionan lo que ven o dialogan y disocian con la realidad europea. Este es el caso de la poesía de José Martí, Rubén Darío, Lezama Lima, Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Pablo Neruda, Ramos Sucre, César Vallejo, entre muchos más. La realidad latinoamericana es dialógica, porque los escritores disocian con la tradición occidental (en esto influye sin duda las culturas indígenas y africanas). Tal vez, por ello, la poesía latinoamericana estuvo presente en el proceso de independencia de nuestras regiones en el siglo XIX como creadora de identidad en los cantos patrióticos.
Sin embargo, más allá de nuestras fronteras, el chamán y el poeta siempre se encuentran o han existido en las culturas como un elemento universal. Ambos nacieron juntos por la búsqueda de una realidad nueva. En ese proceso de introspección aparece la disociación como fuente creativa que adentra en la condición humana y descubre una realidad diferente al dialogar con ella. Esta realidad dialógica permite comprobar la capacidad de la palabra como “organizadora” del mundo, creadora de este a partir de su construcción e interpretación dentro de nuestras mentes y sociedades.

Bibliografía:
Eliade, Mircea. (1976). El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Fericgla, Josep. (2003). El chamanismo como sistema adaptante. Barcelona: Instituto de Prospectiva Antropológica. Fundación Bosch i Gimpera. Universitat de Barcelona.
(1994). “Delirios, cultura y pruebas de la realidad”. En: Revista de Psiquiatría N° 21-4, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona.
Levertov. (1979). El poeta en el mundo. Caracas: Monte Ávila.
Junquera, Carlos (1989). El chamanismo en el Amazonas. Barcelona: Mitre.
Paz, Octavio. (1994). El arco y la lira. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.