viernes, diciembre 05, 2008

LA POESÍA DE CARÁCTER NACIONAL-POPULAR, EN LUCHA CONTRA LA CULTURA DE LOS TERRATENIENTES Y DE LA BURGUESÍA.



Tirso Canales
edicionesculturales@yahoo.com


De cuatro tendencias principales sistematizadas que existen en la poesía salvadoreña del siglo XIX, dos contribuyen eficazmente al desarrollo de nuestras letras. Cada una lo hace desde concepciones poético-filosóficas particulares, creando formas y matices variados. La más rica en contenidos es la que originalmente recoge elementos históricos-populares y los continúa en las condiciones de la evolución social, hasta configurar una vigorosa tendencia de expresión realista. Característica suya en el reflejo de los avances y estancamientos del proceso social, extremadamente lento en este país, a partir de 1850. En sólo cuatro décadas que precedieron a esa fecha, esta sociedad cuajó las premisas básicas en que ha fundamentado su vida posterior, pues a partir de allí aparecen simplificados los elementos estructurales que le dan organización interna.

Con el advenimiento del formalismo aquella tendencia en que se inscribieron los fundadores de nuestra poesía, es abandonada y se desprecia todo lo que tuviera entraña popular. Poetas aislados, intuitivamente buscan maneras de retomarlas; empero, hasta 1870 reaparece y extiende sus alcances tocando los albores del siglo XX. En ese proceso de búsqueda y reafirmación, las proposiciones son sumamente desiguales; sin embargo, algunos motivan la expresión que mejor capta el carácter del salvadoreño y que se manifiesta en un espíritu rebelde, batallador contra el oscurantismo y la falsedad; la injusticia y la represión antidemocrática. La poesía juega un papel de lucha desde posiciones políticas -audaces muchas veces- contentivas de aspiraciones liberadoras no sólo del pueblo salvadoreño, sino también de otros. Esta tendencia recoge lo nacional no únicamente en la contemporancidad social de determinados momentos históricos, sino que se esfuerza por descubrirlo en el pasado.

1. La tendencia esbozada se ve asistida por la poesía de tipo conceptual -de idea- a través de dos formas: a) la política solidaria con la lucha de otros pueblos y b) la filosófica de inspiración positiva. Las diferencias que establecemos aquí son de carácter expresional. Aquella es eminentemente lírica , en tanto que ésta es más racional . Una y otra hacen trascender sus alcances hasta hoy.
2. El romanticismo adolorido también hizo lo suyo en el proceso de formación de la poesía al reflejar estados anímicos de la sociedad de este país, en la segunda mitad del siglo XIX. En gran medida el modernismo contribuyó a su liquidación, pues uno de los propósitos programáticos de éste, tenía en cuenta la lucha contra el lloriqueísmo en que estaban embarcados los últimos enfermos del llamado "mal del siglo."
3. La tendencia que da frutos negativos, es la del retoricismo formalista . En la producción de sus más caracteriza­dos representantes no hay nada que pueda calificarse de aporte. Sus formas son viciosas estructuras y los pensamientos retorcidos, oscuros e ideológicamente retrógrados. Conlleva la esquematización del lenguaje, la acumulación de ripios académicos como recursos y la imposición de patrones literaturescos oficializados.
4. Casi siempre han existido en la literatura salvadoreña, corrientes polarizadoras que impulsan a agrupar voces bajo rasgos comunes. No obstante eso, las peculiarida­des de cada autor de talento florecieron, dando relieve a notables individualidades poéticas.
5. Por las temáticas abordadas se deduce que la mayoría de poetas salvadoreños del siglo XIX, se interesaron por los problemas sociales de carácter popular, asu­miendo responsabilidad frente a los mismos; aunque lo anterior es lo determinante, la integración de cenáculos, asociaciones, revistas, etcétera, desempeñó tam­bién un papel importante en la identificación de voces.
6. Ya a finales del siglo XIX, el dilatado trance en que la literatura pugna por hablar con voz propia, aferrán­dose al desarrollo del historicismo creador, tiene confi­gurado el núcleo de sus elementos esenciales.
7. El romanticismo inicial latinoamericano-dentro del cual a parecen nuestros primeros poetas, genera la tendencia del autonomismo de la literatura latinoamericana con respecto al tutelaje europeo. Los movimientos independentistas contribuyen desde las posiciones políticas a la clarificación de aquella primera meta literaria . Luego sobreviene una etapa en la cual la sociedad instituciona­lizada se acoge al paso del liberalismo. Al agotar éste sus contenidos progresistas, aquélla asimila las corrientes de carácter positivista. El naturalismo y el realismo crítico; extienden sus alcances hasta hoy, sin que por ello pueda afirmarse que se haya logrado independizar la literatura de la ingerencia foránea.
8. A partir del último cuarto del siglo XIX, el modernismo influye los ambientes literarios latinoamericanos y hace su aporte en el proceso de destutelaje. Esa es una contribución de particular importancia. Empero, el modernismo -con todo lo que tiene de positivo y negativo- no surge espontáneamente; sin su precedente romántico inmediato, no habría sido posible. Prueba de ello es que se propone luchar contra el romanticismo avejentado. A partir de ese fenómeno puede decirse que existen amplias manifestaciones literarias que se desplazan con mayor autonomía y soltura que les propicia mejores condiciones para explorar las formas nacionales, tanto en prosa como en poesía.
9. Dentro de ese proceso que ha durado un siglo es posible distinguir lo salvadoreño en la poesía, lo cual constituye el aporte de este pueblo a la creación universal de la cultura, y que se genera a partir de las necesidades sentidas: el amor por la libertad, la lucha contra el despotismo y la tiranía, la defensa de las causas populares y generación de un patriotismo militante, el esfuerzo por incorporar a la poesía diversos matices de la idiosincrasia salvadoreña, interés por beber en las fuentes de la cultura universal de expresión moderna. Son cate­gorías que en nuestra poética adquieren un contenido concreto dentro de las variables circunstancias, y de ello dieron muestra -según lo hemos visto- los escritores más dotados de sensibilidad y valentía probando con su poética que las clases enemigas de la libertad y el progreso social, son también del desarrollo cultural.
10. Las raíces de este proceso se hallan en Miguel Álvarez Castro, quien dio la tónica romántico-inicial en que se basaría la poesía salvadoreña. Cien años después, Francis­co Gavidia continúa vitalizando ese carácter. La marcada tonalidad ideológico-política es cualidad constante, y quienes trataron de apartarse del espíritu de resuelta sinceridad junto a las causas populares, no consiguieron sino hacer obra mediocre.
11. De aquí se desprende un fenómeno digno de tenerse en cuenta: los poetas salvadoreños más significativos -no obstante que han salido de las capas de la pequeña bur­guesía ilustrada- siempre han marchado junto con el pueblo, interpretando su sentir y elaborando en litera­tura valores de contenido popular.
12. El primer siglo de nuestra poesía es rico, en gran medida. Francisco Gavidia se nutre de aquellos veneros y cons­cientemente lo reconoce así. Es falso, pues, según lo muestran los testimonios presentados, que antes de Gavidia el panorama de la poesía y las letras salvadore­ñas, sea desértico; es más, en algunos aspectos quizá haya aventajado a la etapa que le sucedió. Como se ha dicho en otra parte, a Gavidia se le ha tratado de fetichizar: respecto al modernismo se le quiere hacer aparecer como el primero, por un lado, y por otro se aspira -mediante especulaciones- a que se le incluya en la lista de los escritores destacados de ese movimiento .
Se le cataloga como el primero en nuestras letras o bien como el único (primero y último). Todo esto lo que hace es crear confusión con respecto al proceso literario salvadoreño. Quienes manejan semejantes criterios, no se dan cuenta que un escritor sobresale (o no) con relación a un proceso particular que encuentra conjunción en lo general, en cuya dialéctica se clarifican valores intrínsecos. Lo que hace falta es investigación sistematizada, y no perder de vista el principio elemental de correspondencia, o sea que un autor existe con relación a otros dentro de un proceso.


1. Como sostenemos en nuestras Consideraciones Necesarias I, el estudio del desarrollo cultural debe replantearse para extraer cuanto haya de valioso, y liquidar críticamente lo falso, dogmático y negativo.

2. Mientras no veamos con honradez y desbrocemos constructivamente las etapas andadas, seguiremos oscureciendo nuestro ser social que se halla disperso y muy distorsionado a lo largo de la historia transcurrida. Dentro de ese proceso la poesía -que no sólo es creación: sino también vislumbramiento- necesita revaloración. Y en este sentido nos atrevemos a intentar el primer paso.

(Del libro 100 Años de Poesía en El Salvador)
Tirso Canales - Rafael Góchez Sosa.

El Salvador 1978.

Fuente: Periódico Nuevo Enfoque, No. 42, Primera Quincena de Diciembre 2008.


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