jueves, junio 01, 2006

Articulo: "La Ciudad del Deseo"

"La ciudad del deseo"

Por: Willo cucufate.

El libro de cuentos La Ciudad del Deseo, de Jorge Avalos, joven escritor salvadoreño, ganador del premio centroamericano de literatura Rogelio Sinán 2003-2004, es un libro abierto a la inmensidad de la imaginación, que nos sumerge o nos eleva a un mundo de fantasía impregnado de una cruda contradicción: la realidad de lo irreal y la irrealidad de lo real; esta contradicción, ya sea como lector o como creador puede arrastrarnos, si nos dejamos llevar, hasta un estado agorafóbico, producido por la comprensión de que la inmensidad del acto creativo puede ser tan incierta como la consistencia de un pantano, y tan deslumbrante como el chispazo de una mirada oblicua a través del ojo aparentemente inmóvil de un espejo que no solo almacena imágenes, sino que también vidas.
La Ciudad del Deseo, es un cuentiario que se caracteriza por estar constituido en gran parte por cuentos cortos, incluso algunos textos, bien podrían ser clasificados como microcuentos; la otra característica de este libro es que la gran mayoría de textos son tratados dentro del ir y venir, entre el plano narrativo realista y dentro del plano narrativo fantástico.
Por la brevedad de los textos y de la temática tratada se siente una gran influencia del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, de los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortazar, guardando sus merecidas distancias.
Con relación a la segunda característica mencionada, el autor demuestra un perfecto dominio del recurso onírico, del uso del espejo como herramienta dislocadora de la realidad; también de la presentación de un artilugio, similar al Aleph de Borges, hablamos del Gran Guiñol, que no solo es el nombre de uno de sus cuentos, sino que además viene a consistir en la versión moderna en una técnica teatral usada desde antaño en el teatro de títeres; recursos narrativos teatrales y cinematográficos contribuyen además a hacer de este cuentiario una obra actual y al día con el uso de los recursos de la narrativa moderna y su proyección hacia nuevos horizontes narrativos.
A pesar de que algunos cuentos, sin menospreciar su calidad, ni su temática, mas bien creo que fueron incluidos como relleno, (Una buena poda no caería mal para una segunda edición), toda la narrativa presentada está agradablemente enriquecida por unas descripciones justas y apropiadas, apoyándose en el uso de un lenguaje moderado, acorde con el tema tratado y sin exageraciones.
Los tiempos cronológicos son muy bien manejados en consecuencia con la aplicación apropiada y audaz de los recursos fantásticos ya mencionados, los cuales en muchas ocasiones son acompañados de cambios de escenario de tipo teatral y cinematográfico, para nada forzados con el desrrollo de la trama preestablecida y que exigen del lector una lectura trigonométrica, es decir con una visión espacial y polidimensional de la lógica de los hechos que se están narrando.
En cuentos como Los Negros, se demuestra con su final, una perfecta armonía entre el aparente desorden de la forma (repeticiones, irregularidad en el uso de tiempos verbales y de las personas gramaticales) y el fondo, es un cuento donde el autor demuestra no solo el dominio de su oficio como narrador, sino que también el sobrado dominio y conocimiento del uso de la palabra escrita.
La temática sexual y un código narrativo Neorrealista, digamos que son las características fundamentales que dan una coherencia argumental y tramatica a la generalidad de este libro, salvo algunas excepciones como ya quedó dicho anteriormente.
Me llamó mucho la atención el cuento Para Leer a José Martí, este cuento me hizo pensar en dos cosas, la primera es que a lo mejor mi marco de referencia es muy reducido para entenderlo; la segunda que a lo mejor el autor esta asumiendo que el lector sabe mucho de lo que él piensa del celebre poeta.
A manera de especulación podría decir que guiándome por el uso de los dos tipos de letras, que el autor hace a lo largo del texto, entiendo que se nos esta tratando de decir que leer a José Martí es como leer poesía y que por lo tanto no es nada fácil leerlo, es decir entenderlo. De la anécdota de este cuento más bien podría decir que el autor nos presenta la decepcionante experiencia de una artista, inmigrante cubana, que se consume en el desértico laborismo del cementerio del arte.
De todas maneras este es un buen libro en donde usted se topará con un desquiciado, despechado e incendiario agente de seguros recién divorciado y loco por el amor de una Venus granítica; tendrá la oportunidad de conocer a la bella y súcubita Lulú, poseedora de una deslumbrante y misterios daga de plata, mujer que vista desde el relámpago de un espejo, bien podría ser Irene en su amarga lucha por escapar a su pasado y detener el paso del espejismo del tiempo que la mantienen atrapada; o bien podría usted morirse de la risa con las payasadas macabras de Tramp, Gougou y de Sosman, que amparados bajo la nebulosa de los sueños y de fantásticos hologramas del Gran Guiñol, hacen de la realidad y la irrealidad una sola incierta verdad.
Lo cierto es que si Monterroso con su Dinosaurio nos sorprendió, Avalos con su Apocalipsis, nos cuenta que Dios murió.
¿No será que todo esto es puro cuento?