miércoles, mayo 06, 2009

MADRECITA EN MI PECHO



Madrecita en mi pecho,
estás indeleble.
Iluminándome en las noches tristes…
de mi vida,
mi tiempo.

Dime, ¿cómo compensar tan grande obra de amor y ternura?
Si soy un ser humano imperfecto.
Madre, lléname con tu mano pura
y enséñame amar con tu luz al mundo entero.

Haz que tu sonrisa bella y natural
se convierta en mi confianza.
Haz que tu alma de cristal
mantenga siempre mi esperanza.

Por eso y más, madrecita,
que tu corazón rico de colmena,
en esta fecha especial,
reciba cual ramillete de rosas
este sencillo poema.

Soyapango, mayo 1992.

Néstor Danilo Otero.


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