LA PELOTA ESTÁ EN NUESTRA CANCHA
Están circulando muchos correos que muestran la preocupación por la actitud alienada de una inmensa mayoría de la comunidad salvadoreña, sobre todo la identificación fanática con clubes de fútbol de gran cobertura mediática en el presente, pertenecientes, casualmente, al país que nos invadió en el pasado con el eufemismo de colonización.
Este síntoma de perder la identidad por un club foráneo, creo que no es el único síntoma de alineación social que sufre esta comunidad, al igual que el resto de toda Latinoamérica.
Basta visitar las grandes ciudades latinoamericanas y ver los monumentos, plazas y plazuelas, calles y avenidas, que rinden homenaje a la memoria de “los colonizadores” que exterminaron a la población nativa, sus nombres están grabados en placas de bronce o acero “para perpetua memoria”.
No sólo impusieron su idioma, sino también su sistema político y su religión; siempre escuché a mis coterráneos mencionar con un tono de orgullo que sus antepasados “son de origen europeo”, pese al color de su piel oscura, que oscurece más aún su confusión desesperada.
Del español, idioma que hoy nos identifica como mestizos, estamos pasando a la necesidad del inglés, idioma que impera en el mundo moderno, y escuchamos nombres combinados y mal escritos, como Jhony Pankara, Joni Mectezuma, Lydy Mamani, Brayan Pérez, Bronson Pokoata, Yasmin Condori, Yusely Vargas, y demás expresiones que denotan la baja autoestima de nuestra comunidad. (Estos nombres son ejemplos supuestos, cualquier coincidencia con alguna persona, pido disculpas y aclaro que no es una alusión personal a nadie en particular). Este fenómeno es muy acentuado en las comunidades “latinas” en los EE.UU. en especial.
Esto también pasa en el fútbol, pese a que obedece a la presencia de las compañías británicas que vinieron a explotar los recursos del continente invadido, y que formaron equipos de fútbol con los empleados; también pasa en diferentes agrupaciones de diversas actividades que mantienen la dependencia ideológica, creyendo que ”los nombres raros” son mejores y más bonitos que los nombres comunes y cotidianos.
El circo fue y es un elemento excelente en el manejo de masas, lo practicaron todos los imperios y lo continúan utilizando, certámenes de belleza, programas de escándalos sexuales de actores de televisión o cine, cantorcitos y animadores, cubren las noticias importantes con comentarios baratos y distraen al pueblo condenándolo a la mediocridad.
El fútbol, el deporte más popular y barato del mundo, ”bastan dos piedras y una pelota de trapo para disfrutarlo”, no podía estar ausente, el mercado, se adueña de todo para después venderlo como propio. Y es tan sólo un síntoma más de la dependencia continental que el mercado absorbe sobre los millones que le genera.
La guerra de la independencia cambió de amos pero no independizó a los hijos de estas tierras. La pelota está en nuestra cancha, debemos disputarla.
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Atentamente
Ricardo Ballón.
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