miércoles, enero 28, 2009

Edgar Alfaro Chaverri



Foto: Mural de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Universidad de
El Salvador.

“Del fruto de la boca del hombre
se llenará su vientre;
se saciará del producto de sus labios”
Proverbio 18:20

–¿Qué tienes hoy para nutrir el alma?

–Pues verás:
tengo un poema aderezado
con especias celestiales
una palabra con cebolla
un verso con cilantro
un adiós con ajo inolvidable
y un amén con perejil...

El apio proverbial
va en el jugo de tomate
y la horchata es con azúcar
de no darse nunca por vencido
de postre tengo los tres tiempos
un Jesús en oración...

¿Qué más puedo ofrecerte, acaso
tomar un cafecito con Jehová Dios?


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.
Patria Literaria

martes, enero 27, 2009

YO TE QUIERO LIBRE



Silvio Rodriguez.
(Cantautor cubano)

Yo te quiero libre, libre y con amor
libre de la sombra, pero no del sol.
Yo te quiero libre, como te viví
libre de otras penas, y libre de mí.

La libertad tiene alma clara
y sólo canta cuando va batiendo alas,
vuela y canta... libertad.
La libertad nació sin dueño
y yo quién soy para colmarle cada sueño.

Yo te quiero libre y con buena fe
para que conduzcas tu preciosa sed.
Yo te quiero libre, libre de verdad,
libre como el sueño de la libertad.


Enviado por: Laura Zavala (San Juan, Puerto Rico).


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Patria Literaria

jueves, enero 22, 2009

Suchitoto, el arte del renacimiento


Foto: Plaza Central de Suchitoto.

En El Salvador, una pequeña ciudad de casitas bajas,
poblada por artistas, resurge después de la guerra como centro
cultural y turístico del país.



SUCHITOTO.- San Salvador es una entrada al país tan inevitable como complicada, como ocurre con otras capitales de la región. La enorme mayoría de los visitantes internacionales ingresa en El Salvador por una ciudad castigada por diversas crisis, de escaso patrimonio, difícil de transitar y, por lo tanto, de apreciar. No es la mejor carta de presentación del pequeño territorio centroamericano, que, tras la guerra civil de 1980 a 1992, hoy se esfuerza por recuperar el tiempo perdido en materia turística.

Pero si San Salvador no es el gran atractivo nacional, apenas a 47 kilómetros espera otra ciudad de nombre curioso, gran personalidad, con arquitectura símil colonial (aunque mayormente republicana), llena de historias, aunque sin tanta prensa: Suchitoto.

Los viajeros latinoamericanistas deberían considerar seriamente una parada en Suchitoto para su próximo recorrido por la zona; es ideal combinar con dos ciudades del mismo tono : Antigua, Guatemala, y Granada, Nicaragua. Es un lugar especial, quizá la mejor postal que se puedan llevar del pueblo salvadoreño, más allá de lo que generosamente ofrece la naturaleza en este país, con anchas playas sobre el Pacífico y volcanes de todo tamaño, antigüedad y temperamento.

Antiguo dominio de indígenas pipiles, los españoles se asentaron allí a principios del siglo XVI. En el siglo XVIII, Suchitoto ya era un importante centro comercial, aunque en 1858 fue declarada ciudad. Hoy, de a poco aumenta el número de vans turísticas que estacionan en la plaza central, dominada por la iglesia de Santa Lucía. Más vieja que la ciudad como tal, fue construida en 1853 y, aunque sencilla, es uno de los templos más lindos del país.

En la plaza, hay también una feria con puestos de venta de artesanías y de remeras y banderines colorados del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ex movimiento guerrillero y actual partido político al que las encuestas dan con una amplia ventaja en intención de voto para las próximas elecciones presidenciales de marzo.

Hay clima de siesta en la plaza. Un par de turistas deambula y absorbe la quietud de la tarde de Suchitoto. Tres ancianos están sentados en un banco sin hablar y sus caras reflejan haber absorbido esa misma paz durante largos y lentos años. Pero en realidad no. Cuentan que llegaron al pueblo en los últimos tiempos, desde villas cercanas.

Suchitoto sufrió la guerra como pocas poblaciones salvadoreñas, y muchas de sus orgullosas familias abandonaron sus casas durante el conflicto. "Esto era un pueblo fantasma -cuenta Manuel Zelada, funcionario del joven Ministerio de Turismo nacional, que trabajó un buen tiempo en la filial de Suchitoto-. De más de 10.000 habitantes, quedaron sólo unas cincuenta familias." Según Zelada, el éxodo tuvo una curiosa consecuencia: despoblada, la ciudad conservó sus clásicas casas sin mayores alteraciones, más allá de los orificios de balazos que hasta hoy se aprecian en las fachadas. Así, actualmente la ciudad y sus históricos edificios pueden ser exhibidos como Patrimonio Nacional de El Salvador.

Pero con la firma de la paz, no sólo llegaron nuevos pobladores de sitios vecinos. También se empezaron a fijar en Suchitoto algunos extranjeros. Un empresario francés, por ejemplo, abrió Los Almendros de San Lorenzo, recoleto hotel boutique en un caserón de 200 años con restaurante gourmet, galería de arte, patios de película y piscina. También apareció por allí un sueco que invirtió en La Posada de Suchitlán, otro buen hotel de este pueblo que cuenta con un total de 62 camas en establecimientos que cobran de 10 a 200 dólares la noche.

Justamente en la recepción de Los Almendros trabaja Valerie, una francesa de Perpignan que vive en El Salvador desde hace ocho años y en Suchitoto desde hace tres. "De a poco, los turistas extranjeros empiezan a animarse y visitan El Salvador. Eso sí, los que conozco preguntan exactamente lo mismo: ¿es peligroso? Yo les contesto siempre que recorrí todo el país en auto, a veces sola, y nunca me pasó nada. Pero hay lugares de Perpignan a los que no iría de noche..."

Tampoco falta un argentino en esta particular comunidad. Miguel Martino, entrerriano, de 58 años, llegó al país en 1983 como publicista de la agencia Lintas y vivió después en México y Colombia, entre otros países. En 1995, volvió a San Salvador, pero desde hace tres años está instalado en Suchitoto. "Quería dedicarme totalmente al arte y éste es un pueblo ideal para estar tranquilo y concentrarme en la escultura, lejos del movimiento de México DF o Buenos Aires, pero cerca de la naturaleza y el mar", explica.

Martino abrió en Suchitoto la Casa del Escultor, que funciona como taller, galería de arte, y sólo los domingos al mediodía, restaurante de carne a la argentina. "Vienen muchos extranjeros; alemanes, canadienses, también argentinos que trabajan en San Salvador para compañías telefónicas, laboratorios, en marketing", cuenta Martino, casado con una psicóloga mexicana, que tiene un hijo salvadoreño.

No sólo extranjeros apostaron al turismo en la posguerra. Cuentan que algunos restaurantes y posadas son emprendimientos de ex comandantes farabundistas. En todo caso, existe otro punto de contacto entre el turismo y la guerra: desde el pueblo, se ofrecen caminatas y cabalgatas (de 5 a 25 dólares) para ver los buzones y los tatús , cuevas y pozos, escondites de la guerrilla, especialmente en el vecino volcán de Guazapa, cubierto de vegetación.

Pueblo fantasma durante la guerra, Suchitoto se las arregló para resurgir como uno de los mayores atractivos turísticos y culturales del país. ¿Cómo? Según Martino, al menos en parte gracias la acción de ONG foráneas que aportaron desde dinero hasta ayuda psicológica. "Hoy, a pesar de ser pequeño, Suchitoto organiza el principal festival de teatro; tiene constantes talleres sobre temas sociales, y es la única ciudad donde se separa la basura en el país -argumenta-. Es un lugar con una conciencia muy especial."

Daniel Flores.
Enviado especial.
La Nación, Argentina.


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Patria Literaria

domingo, enero 18, 2009

"Suchitoto, sus raíces: un diálogo con mi padre".



Taller Literario Suchitoto Nuestro.

Desde una perspectiva personal y familiar,la reconocida pintora Lucía Cañas,nos entrega a los salvadoreños el libro: "Suchitoto, sus raíces: un diálogo con mi padre". En el mismo, ella, comparte valores históricos y culturales transmitidos por su padre, Don Alfredo Enrique Cañas, de la Ciudad del Pájaro flor, poniéndole un propio sello mágico a las calles empedradas y a las hermosas casas solariegas de vastos jardines. Destacando el calor humano que siempre ha caracterizado al pueblo de Suchitoto. Recogiendo toda la herencia dejada por las anteriores generaciones, y nos detalla en cada una de sus narraciones, de como ésta,incide de forma auténtica en el modo de vida de los y las actuales suchitotenses. Además, el libro posee más de doscientos cincuenta fotografías tan llenas de historia, como es el caso, el de la construcción de la Iglesia de Santa Lucía.
La edición de este importante libro estuvo en las manos de la poetisa Aída Flores de Escalante.

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viernes, enero 16, 2009

ENTREVISTA AL VICEMINISTRO DE CULTURA DE VENEZUELA IVÁN PADILLA, POESÍA Y SOCIALISMO


Alejandro Lavquén
Punto Final.

Invitado al "V Encuentro Internacional de Poetas: ChilePoesía", denominado en esta ocasión De pueblo a Pueblo, Venezuela en Chile , estuvo en nuestro país Iván Padilla, poeta y periodista, que además se desempeña como Viceministro de Cultura para el Desarrollo Humano de la República Bolivariana de Venezuela. Inmerso en el proceso revolucionario que se construye en la hermana nación, Padilla es parte de un equipo que busca democratizar la cultura con nuevas políticas de estado que apunten a la participación real de la gente. Un ejemplo de políticas culturales que bien pueden ser aplicables en los demás países del continente. Punto Final dialogó con él en la antesala de su participación en un panel sobre "Poesía, política y gestión cultural", realizado en la Sociedad de Escritores de Chile.


¿Viceministro de Cultura para el desarrollo humano?

"Tenemos un ministerio relativamente nuevo en Venezuela. Hoy lo llamamos con mucha propiedad Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Esto tiene que ver con la caracterización, en revolución, de una institución que dentro de poco cumple cinco años. Se crea con una estructura mínima, lo menos burocrática posible, que sea capaz de elaborar políticas culturales del Estado venezolano y proceder a su ejecución a través de las instituciones culturales del gobierno, que hoy llegan casi a cuarenta. Antes existía un Consejo Nacional de la Cultura, arcaico en sus conceptos, y centralizado en Caracas. Con el nacimiento del ministerio pudimos descentralizar y darle otro carácter al desarrollo humano desde el aspecto cultural."

Tú has planteado que se debe democratizar las instituciones culturales privadas que reciben aportes del Estado. Por ejemplo los Ateneos.

"En Venezuela, los Ateneos fueron naciendo como espacios democráticos de gestión privada que se preocupaban de los temas culturales, pero que hacían uso de espacios y edificaciones públicas. Terminaban secuestran en manos de unos de unos pocos o de algunas familias la parte del ejercicio público."

¿Estaban subvencionados por el Estado?

"Sí. Entonces nosotros partimos del principio de que si el Estado subvenciona o aporta en comodato alguna estructura para el desempeño de actividades culturales, evidentemente que debía velar por que éstas llegaran a la mayor cantidad de público posible. Y esto incluye, por ejemplo, funciones de teatro sin costo, talleres, etcétera. No decimos que todo sea gratuito, pero si que presten servicios a la comunidad, y que las directivas incorporen, democraticen y no secuestren el dominio de una institución. Tampoco pedimos que le den participación a alguien del gobierno, sino a alguien de la comunidad, que no siendo de las directivas o accionistas, puedan tener voz y voto para decidir acerca de las políticas culturales que esa institución aplica en un momento determinado."
En el caso de la literatura, han implementado políticas editoriales de alcance masivo como es el caso de la editorial El perro y la rana, con muy bajos precios.

¿Cómo ha sido recibida esa iniciativa?

"Esa es parte de una deuda que el Estado venezolano tenía con los escritores y lectores. Autores clásicos que antes, debido a los precios, no estaban al alcance de la gente hoy se pueden encontrar a precios asequibles. La editorial se crea para eso, y por supuesto para dar espacios a escritores venezolanos vivos y no vivos. Simultáneamente, se abren colecciones para autores de Latinoamérica, África, Asia."

¿Cómo ha sido la integración de los escritores al proceso bolivariano?

"Antes teníamos la Asociación de Escritores de Venezuela, hoy existe una Red de Escritores de Venezuela, que agrupa a todos los escritores del país y se reúne con cierta periodicidad y recibe recursos del Estado. Recursos que ellos manejan con independencia. La Red tiene carácter nacional y regional, funcionando como asambleas. Hay una directiva, pero para fines más bien administrativos pues todas las decisiones son colectivas."

¿En el plano político, se han comprometido los artistas venezolanos?

"Hay un poco de todo. El gobierno bolivariano se ha caracterizado desde su nacimiento por proclamar todas sus políticas, no solamente las culturales, como políticas de inclusión. El llamado es a que todos los artistas, todos los creadores, participen. El llamado de inclusión a que expresen su creatividad está hecho desde el Estado, y los puentes para que eso suceda están brindados por igual para todo el pueblo. Queremos evitar los sesgos impuestos por las sociedades divididas en clases para excluir y ejercer mecanismos de dominación. Una revolución como la nuestra, que quiere construir el socialismo tiene que abrir puertas no cerrarlas. No es algo que se consiga automáticamente, pero las políticas culturales del estado venezolano apuntan a que eso se vaya consiguiendo."

La relación cultural con otras naciones ¿Cómo se construye?

"Se están creando los mecanismos para que eso se dé con mayor eficacia. Hay algunos que existen de manera institucional y tratamos de fortalecerlos desde el punto de vista de nuestras políticas culturales. Es el caso del MERCOSUR Cultural, que son instituciones ya establecidas, que no siendo iniciativas del gobierno bolivariano participamos en ellas abriendo puertas para que lo que estaba contemplado realizar se vaya concretando. Por ejemplo, la posibilidad de conseguir un área para el mercado de las culturas de nuestros pueblos nunca se había conseguido producto de una visión elitista, clasista, que no permitía que fueran incorporadas en un plano de igualdad. Son espacios para la ruptura. Así también ha nacido el ALBA Cultural, Alternativa Bolivariana para las Américas. Nació entre dos países, Venezuela y Cuba, pero hoy tenemos a Bolivia y otros países a punto de incorporarse como Ecuador, Honduras, Dominica."

En el caso de Chile, ¿ha prendido el ALBA Cultural?

"No, porque la incorporación es voluntad de los gobiernos y hasta hoy Chile no lo ha hecho, aunque nos gustaría que lo hiciera. Las puertas están abiertas. Las ofertas están hechas. En todo caso, es posible también que el gobierno venezolano haga una bilateral con alguna institución cultural."

¿Cómo complementas tu oficio de escritor con el cargo de Viceministro, que es una función política?

"Yo creo que los dos nacen juntos. Todo cuanto hace el ser humano socialmente organizado tiene una connotación política. En este caso, va un poquito más allá porque posee un nivel de militancia partidaria. Asumir desde el Estado una responsabilidad de tipo revolucionaria es ser parte de una expresión de compromiso mayor. Porque estamos tratando de fortalecer un proceso que nos lleve al socialismo."

Uno de tus libros se titula "El socialismo anda a pie" Háblanos de él

"Es un libro que ha servido en Venezuela para abordar desde las comunidades para plantear el tema del socialismo, de reflexionar acerca de él. El socialismo es también el esfuerzo gramsciano de encontrarnos con la posibilidad de ganar espacios para el ejercicio de la hegemonía del proletariado. El libro es una propuesta de las cosas sencillas de la vida, desde lo que ocurre en lo cotidiano para encontrarnos con la posibilidad de vivir de una manera diferente, que son los valores del socialismo."

Otro título que llama la atención es "Balas y versos para combatir la prehistoria".

"Son las balas del guerrillero y los poemas del poeta juntos, en una misma tarea de acabar con la prehistoria, que no es otra cosa que la sociedad de clases."

El proyecto de desarrollo cultural ¿de qué manera ha incorporado a los militares? Te lo pregunto pensando en que históricamente han sido un ente represor
.

Es cierto, pero eso ha ido cambiando. Siguiente la frase del libertador Simón Bolívar, que dice: "Moral y luces son nuestras primeras necesidades", el presidente Chávez propuso reuniones y círculos de estudios y de trabajo voluntarios que reúne, entre otros, a los militares para que se incorporen a estudiar y elevar sus niveles de conciencia, a discutir y familiarizarse con otros temas. Esto al lado de prácticas sociales que empiezan a transformar su rol, que era represivo. El militar hoy en Venezuela cumple labores sociales, alfabetiza; en fin, tiene una serie de tareas sociales que lo hacen sensibilizarse y verse como parte del pueblo y no ajeno a él.

¿Qué te ha parecido este ChilePoesía, dedicado al pueblo de Venezuela?

Toda iniciativa que tienda a integrar es positiva. Son iniciativas muy importantes, y quiero agradecer que se haya elegido, en esta ocasión, al pueblo venezolano como invitado de honor. La poesía también sirve para relacionar culturalmente a los pueblos, y aspira en muchos aspectos a transformar la realidad, tal como aspira a transformarla el socialismo. Son sueños que esperamos se concreten a no muy largo plazo.


Periódico Nuevo Enfoque, No. 44, Segunda Quincena de Enero 2009.

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Patria Literaria

lunes, enero 12, 2009

El Salvador: Muestra fotográfica en la Alianza Francesa de San Salvador



La Fundación Jandro Funes Velasco y la Alianza Francesa de San Salvador tienen el agrado de invitarles, a la inauguración de la muestra fotográfica París Lineal de Alejandro Funes Velasco.

Día: Jueves, 15 de enero de 2009.
Hora: 7:30 P.M.
Lugar: Galería de Arte de la Alianza Francesa.
Dirección: 51ª Av. Norte #152. Col. Flor Blanca, San Salvador.
Teléfono: (503) 2260-6263

La muestra fotográfica estará disponible hasta el 30 de enero de 2009.


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Patria Literaria

domingo, enero 11, 2009

Talleres literarios: viejas polémicas


Foto: Busto doble de Homero y Menandro. Copia romana de
un original griego perdido.

Álvaro Rivera Larios.

En su antiguo sentido, arte era la actividad humana que transformaba un objeto siguiendo ciertas reglas y procedimientos ya establecidos. Desde ese punto de vista había un arte de cocinar, un arte de hacer la guerra, un arte de debatir y hasta un arte de componer versos.

Fueron los griegos quienes descubrieron el “Hágalo usted mismo” gracias a unas cuantas lecciones. Los ciudadanos con recursos mandaban a sus hijos a que aprendieran el arte de debatir. No sé si por esa época ya circulaban los recetarios de cocina. Lo que sé, si la memoria no me traiciona, es que la poética de Aristóteles, tenía dos propósitos: uno teórico y otro práctico. El segundo, que se apoya en la base analítica del primero, pretende señalar cómo hay que “componer” las fábulas si se quiere que la poesía sea bella.

Los sofistas, por esa misma época, enseñaban cómo debía construirse un buen discurso de acuerdo a la situación concreta, el tipo de público y los propósitos de los oradores. Ya tienen conciencia, ellos, de la importancia del lenguaje y del influjo perturbador que los valores del estilo pueden ejercer sobre la gente. Esa conciencia examinó estructuras y procedimientos verbales y los sistematizó en un arte que luego podía transmitirse. La elocución es el campo de la retórica donde se definen y clasifican las figuras del lenguaje y donde se orienta sobre la forma más eficaz de utilizarlas si se quiere dar belleza al discurso poético u oratorio. Aunque no conviene confundirlas, la elocución es el puente que vincula a la retórica con la poética.

En el mundo clásico, más de alguno puso en duda el proyecto que pretendía enseñar el arte de componer poemas. Según estos críticos, la magia de los grandes textos no podía reducirse a un listado de consejos o reglas técnicas. La grandeza literaria era producto del talento natural, no consecuencia de una destreza adquirida.

Enfrentado a tales argumentos, Longino, uno de los grandes filólogos de la antigüedad, dio una respuesta que dos mil años después continúa siendo sensata: el talento no se aprende, se tiene o no se tiene, pero es una herencia que puede ser dilapidada si no se administra con criterio y ese criterio debe de adquirirse y ese criterio es el oficio.

Quienes critican las escuelas para formar escritores, olvidan que hay una tradición milenaria en la enseñanza de los procedimientos literarios. Los talleres literarios actuales no han inventado nada, lo que han hecho es redescubrir, con nuevos enfoques talvez, una vieja tradición. Dicha tradición, con su catálogo de figuras y procedimientos de estilo, demuestra que hay un componente del trabajo creativo que puede enseñarse. El conocimiento de esas reglas no concede el talento, pero le abre el camino del oficio a quien ya posee el don de crear poemas o historias.

Los talleres literarios asumen en la actualidad la gran tradición pedagógica de la poética y la retórica clásicas. Aunque desconozcan esa herencia, de alguna forma pertenecen a ella y la continúan.

Fueron los románticos, con su ensalzamiento del genio y la espontaneidad, quienes arremetieron contra las reglas del arte y contra la posibilidad de que pudieran enseñarse. Goethe, que suele pasar por romántico, desconfía del genio y sugiere que la voz del poeta es el producto de una larga formación, de un aprendizaje continuo del oficio.

El talento no se aprende, pero el talento debe de aprender, tal como sugirió Longino hace 2000 años. En la poética de Aristóteles, en los consejos de Horacio y en la obra de obra de Quintilliano subyace la confianza de que hay aspectos de la creación que pueden analizarse y aprenderse como técnicas de un oficio.

En la actualidad se admiten sin problema las escuelas de música, las academias de pintura, las escuelas de teatro, pero inexplicablemente se rechazan los talleres literarios. Para algunos la literatura es el último reducto de ese misterio inexplicable e inabordable del arte que era tan del gusto de los escritores románticos.

El rechazo comprensible de la preceptiva rígida y de las técnicas momificadas ha llegado al extremo de expulsar del arte su connotación de destreza. Ese rechazo nos devuelve a las posturas platónicas que minusvaloraban el “saber” del artista y consideraban la obra poética como el producto de una mística ebriedad. Homero, el poeta ciego (aquí la ceguera es un símbolo) escribía gracias a las musas. El literato romántico transforma a las musas en esa fuerza interior, la inspiración, que trasciende las reglas de toda norma creativa. Es el genio lo que produce la obra de arte. Y por eso hay un mito muy querido por los creadores románticos: el del pastor-poeta que gesta bellos textos en la soledad y al margen de cualquier proceso de aprendizaje.

Aristóteles y toda la milenaria tradición retórica refutan a Platón. Pero más allá de eso, cualquiera (que haya estado en un taller literario) sabe que el talento eclosiona en la medida en que domina las técnicas del oficio. Suponiendo el talento, como premisa, puede darse “un aprendizaje”.

Ese aprendizaje se da, aunque no produzca grandes escritores. Ya escribir correctamente supone la adquisición de una técnica que incluye el dominio de la sintaxis y de la estructura discursiva del texto. Dicho dominio implica la enseñanza de un saber y unos procedimientos (por parte del instructor) y un aprendizaje (por parte del discípulo). Nadie nace, aunque así lo sugiera la teoría del genio, con un conocimiento pleno y maduro de la sintaxis y del discurso y las figuras del lenguaje literario. Por mucho talento natural que posea el pastor es difícil que, sin el conocimiento de “la técnica”, pueda escribir “El fausto”.

De todos los artistas son los escritores modernos quienes no han dispuesto de un espacio particular en donde aprender las destrezas básicas de su oficio. En el caso nuestro, la peculiar historia de nuestra cultura no ha permitido que arraigue una mirada que examine novelas y poemas desde el punto de vista de su construcción formal.

La estructura de la obra literaria, tal como se analiza en un taller literario, se apoya en el marco teórico que han desarrollados los filólogos, pero lo hace desde un punto de vista creativo: el de quien examina “mecanismos” con el propósito de crear el suyo. Diseccionar construcciones con el objetivo de aprender a construir es lo que hacen los aprendices de cualquier arte (músicos, arquitectos, etc.).

Cada taller es un mundo y no siempre quienes lo impulsan tienen pleno conocimiento de lo que un taller exige desde un punto de vista pedagógico. La experiencia demuestra que no siempre un buen escritor es el mejor candidato para conducir un taller literario. Para llevar esas riendas hace falta una buena dosis de teoría (sobre figuras estilísticas y estructuras literarias) y talento para convertir esa teoría en problema técnico y en ejercicios de composición. En un taller pueden darse nociones de teoría literaria, pero es algo más que eso. Un taller es una instancia práctica, en la cual todo conocimiento teórico ha de orientarse hacia la actividad creadora. El centro del taller son los “ejercicios compositivos” y la evaluación continua, por parte de los talleristas, de su propio trabajo. Para adquirir el oficio hay que desarrollar la capacidad de evaluar críticamente la obra de los demás para aprender a distinguir de esa manera los aciertos y los errores en la propia obra. En el acto de “pulir” un texto se haya presente la mirada crítica.

Un buen instructor respeta la identidad literaria, por decirlo de alguna manera, de cada uno de sus alumnos. Partiendo de esa premisa, les mostrará modelos que les ayuden a depurar su propio estilo. También les dará criterios para que valoren las posibilidades de otras maneras de escribir.

La mayoría de los escritores actuales han aprendido el oficio de forma autodidacta y en esa medida su recelo hacia los talleres literarios es comprensible. Es normal que todos desconfiemos de la promesa de “Hágase usted escritor en diez lecciones”. Pero no seamos prejuiciosos, un buen taller nunca promete eso, ni es eso. Un buen taller es una instancia de estimulo al trabajo creativo en la cual los “discípulos” entran en contacto con los trucos y las exigencias de un oficio. El taller le será útil a quien tenga talento y a quien no lo posea le enseñará a redactar y a valorar el esfuerzo técnico que supone toda obra literaria.

Hemos estado faltos, en nuestro país, de esa visión exigente de la elaboración estética que se percibe en literaturas como la mejicana o la cubana, por citar unos ejemplos. Todo aquello que permita que dicha mirada se difunda entre nosotros, debería de ser bienvenido. “El taller” puede ser una vía más para introducir entre nosotros la valoración de lo literario como técnica, rigor y esfuerzo. Como bien expresó Longino, el oficio ayuda a “gestionar” mejor el talento. Y ese concepto del trabajo y la excelencia es un valor que a la larga enriquece a cualquier literatura.



-Aristóteles, Horacio, Boileau (1982), Poéticas, España,
Editora Nacional.
-Eduardo García (2000), Escribir un poema, España,
Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja.
-Longino (1979), Sobre lo sublime, España, Editorial
Gredos.
-David Pujante (2003), Manual de retórica, España,
Editorial Castalia.
-R. Iván Suárez Caamal (1991), Poesía en acción (Manual
para Talleres de Poesía), México, Instituto Nacional
de Bellas Artes.

(Tomado del Periódico Digital El Faro)


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Patria Literaria

Taller literario



En el Leedor.com

"¿Qué se hace en un taller literario?" Es una pregunta frecuente que nos pueden hacer a los talleristas. La respuesta no se agota en "aprender a escribir", uno ya sabe cómo hacerlo. Es una respuesta al paso, para salir del brete. Podemos pensar a un taller literario como una superposición de diferentes espacios.


Aproximaciones al taller literario.

Por Elena Bisso

El primero de ellos puede ser un espacio grupal, para lo que hay que tener cierta vocación. No es fácil integrar un grupo, más aún al exponerse en la propia ficción, ese juego en que se sueltan hadas y demonios, al descubrirse ante otros, al darse uno a leer. Un grupo tiene un entramado complejo y merece un análisis particularizado. Se requiere de cada cual una actitud de compromiso, ya que la crítica, el don de un taller literario, no ahorra inconvenientes. Es requisito que ese grupo convenga códigos éticos. Tratarse con cuidado es requisito para la convivencia. El estilo podrá ser más o menos "salvaje" para la crítica, pero esta modalidad debe ser compartida y debe agregar valor para los que asisten. Se escribe, se lee y se critica en el territorio donde la subjetividad es ley. Es importante saber escuchar la crítica considerando el estilo de quien analiza la obra de su compañero.

También pueden pensarse como un espacio de aprendizaje en el campo de la educación informal. Aunque es sabido que en estos grupos se pueden encontrar amigos, no tan amigos y hasta pareja, es esperable que quien asiste lo haga con la intención de aprender. Pero ¿qué se va a aprender a un taller literario? Se va a hacer con la escritura y haciendo es que se aprende a hacer mejor. Y mejor es lo más cercano a la particularidad de quien escribe y a la construcción paulatina de su propio estilo, afilar las palabras para que ronden lo más ajustadamente posible esa nada eterna, esa pregunta irrespondible que motoriza la creación. Hacer para aprender en la creación, concepción genetista y constructivista, impide que esta actividad pueda pensarse en un programa de aprendizaje. La creación se resiste a los programas. Esto puede traer como inconveniente que algún integrante sienta, en algún momento, que ya no puede aprender en ese grupo. Al no poder formalizar una instancia de aprendizaje, al no poder medirse de alguna forma más que en el texto mismo, tal vez el fin del ciclo se evidencie en su pura percepción como la verdadera medida.

Un taller literario no es precisamente de escritura y define un espacio de lectura. Uno, bien puede irse, con la sensación de que ha leído más de lo que ha escrito. Y seguramente es así. La lectura es esencial para la producción, motiva nuevos textos, enriquece el discurso, embellece y potencia la fluidez.

Los talleres pueden dejar tesoros de lectura en su peculiaridad: cada taller tiene sus autores dilectos y algunos son perlas perdidas en el olvido del mercado. Estos hallazgos pueden develar nuevos caminos hacia un estilo propio. Efectivamente, se lee a los colegas aspirantes, a los nacionales contemporáneos, a los contemporáneos extranjeros, a los clásicos y a los olvidados. Habrá coordinadores que no pidan formalmente que lean su obra. Es esperable que hayan elegido ese taller y no otro por la producción del coordinador, y haber leído su obra optimizará la transmisión, ese otro espacio.

No es lo mismo dar información que transmitir experiencia. Se transmite con el ser puesto en juego, con la pasión de hacer aquello que no se puede evitar hacer, porque se ha nacido, en este caso, para escribir. El coordinador, si es escritor de oficio, podrá transmitir su mayor tesoro: la experiencia de hacer y haber hecho, su anecdótica después de mucho intentar e intentar escribir realmente aquello que imaginó, su soledad frente a la página en blanco, sus tablas de la ley, sus maestros elegidos, su vara de lo mejor y de lo peor en la escritura. El coordinador imprimirá en ese grupo su estilo y no podrá ser de otra manera, ya que el oficio demanda poner en juego la subjetividad y hacerla una práctica. Si los talleristas salen "impregnados" del estilo de su coordinador, será la lógica impronta del maestro, a quien recrearán, mejorarán o no. Es imposible copiar a otro escritor ya que es imposible escaparse de sí. A otro escritor puede recreárselo y cuanto más se lo recree, mejor habrá sido como maestro. ¿Acaso Shakespeare no sigue produciendo?

Finalmente, un taller también es, fundamentalmente, un espacio de trabajo. La crítica es la herramienta privilegiada para corregir. La corrección de un texto es un trabajo y requiere paciencia, tiempo y esfuerzo. Los colegas pueden propiciar el movimiento necesario de apartarse todo lo posible de lo que se escribió. La lectura paralela de otras obras y el tiempo colaboran con el proceso de corrección. Darse a leer y corregir son dos grandes razones para hacer un taller literario. ¿Por qué darse a leer? Porque, en la mayoría de los casos, se escribe para un otro incesante. Ese otro imperceptible es por y para quien somos los que somos, a través de quien fuimos forjados como seres del lenguaje, alguien permanente a quien le dirigimos nuestro mundo simbólico. Es bueno, para abordar la propia obra y hacerla consistir, que ese otro incesante pueda asumirse en lectores reales que tendrán el talento de sorprendernos. La sorpresa es otro regalo de esta modalidad grupal..

Para aproximarnos a una definición podemos pensar al taller literario como un campo complejo de espacios superpuestos, resistente a las planificaciones temáticas, donde al aprendizaje y al trabajo los timonea la más pura pasión por la palabra.


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MARIPOSA AZUL


Foto: Mariposa azul.

Jorge Ramírez.


Solitaria dama silenciosa
hada azul de la barranca misteriosa,
en trémulo vuelo de entre la roca sales
posando tu traje en un momento pleno.

Mientras el juncal en la quebrada sombría
parece ser el testigo discreto,
de tan azulado y profundo encanto,
de tanta hermosura sobre la selva oscura.

Mariposa azul de la montaña lejana,
Dulcinea vagabunda buscando al Quijote
como luz en noche de luna,
por la vereda vagas sin destino.

Traje azul, más azul que el azul,
pedazo de cielo en la soledad
como beso de amor perdido,
aquel azul, fue un azul muy fino.


Jorge Ramírez.
Poeta salvadoreño. Nació en Soyapango, el 18 de agosto de 1965. Fundador de los talleres literarios "Barbasco"(1987) e "Izote"(1997). Sus obras poéticas: "Mariposa Azul" y "Escarcha"

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viernes, enero 09, 2009

LO QUE PUDO SER



Brenda Marisol Ortiz Ramos

En mis sueños vi tu dolor y el mío
al despertar sentí el frío de una hoja
de acero en las entrañas.
Me embargó una pena que me hizo suspirar,
la perdida de la conciencia me hizo reaccionar.

En mis sueños vi tu sufrir atado al mío
como si el espíritu de la noche nos tomara a los dos.
Al despertar la agonía de mi corazón
transgredió mi suspirar.

En mis sueños vi el quebranto de tu sombra
que aclamaba libertad.
Pero si el verte y mi sufrir es tenerte
prefiero la muerte.

En mis sueños sentí tu desconsuelo,
lo simple de tu querer.
Esa desdicha no es tuya ni mía.
Esa pena es un ser extraño de lo que pudo ser
nuestro amor, si tu respuesta
hubiera sido: Sí (amor)

Brenda Marisol Ortiz Ramos
Nació en San Salvador, El Salvador, el 22 de enero de 1983. Graduada de Bachillerato General en el Instituto Técnico Industrial. Participa en el taller literario Los Poetas del 5 de la Casa de la Cultura de Soyapango.


Siembra cultura: "Regala un libro"
Campaña mundial para incentivar los hábitos a la lectura.

Patria Literaria

domingo, enero 04, 2009

El Salvador: Espacios Literarios 2009



TALLER LITERARIO DE SUCHITOTO:
Fundado el 2 de septiembre de 2007.


Espacio cultural: Taller de creación literaria "Suchitoto Nuestro"
Género: Poesía.
Orientada a: Estudiantes de tercer ciclo y de bachillerato.
Sesiones: Domingos.
Horario: 10:00 A.M. a 12:00 P.M.
Fecha de reinicio: Domingo, 22 de febrero de 2009.
Inscripción: Gratuita.
Mayor información:
Lugar: Casa de la Cultura de Suchitoto.
Dirección: Ex edificio CENTA. Barrio La Cruz, calle a Cinquera, Suchitoto.
Teléfono: (503) 2335-1850
Correo Electrónico: suchitoto_nuestro@yahoo.com
Invita: Casa de la Cultura de Suchitoto.



TALLER LITERARIO DE SOYAPANGO:
Fundado el 8 de julio de 2006.


Espacio cultural: Taller de creación literaria "Los Poetas del 5"
Géneros: Poesía y cuento.
Orientada a: Estudiantes de tercer ciclo y de bachillerato.
Sesiones: Sábados.
Horario: 3:30 P.M. a 5:30 P.M.
Fecha de reinicio: Sábado, 10 de enero de 2009.
Inscripción: Gratuita.
Mayor información:
Lugar: Casa de la Cultura de Soyapango.
Dirección: 1a. Av. Nte., contiguo a Guardería Municipal, Soyapango.
Teléfono: (503) 2277-8490
Correo Electrónico: lospoetasdelcinco@yahoo.es
Invita: Casa de la Cultura de Soyapango.

Coordinados por Néstor Otero

jueves, enero 01, 2009

AÑO 2009: COMPROMISO CON LA LITERATURA

Estimados(as) amigos(as):

Reciban mis saludos fraternos, en esta fecha importante en la que iniciamos un nuevo año. Hago votos para que en el presente, brille en nosotros un nuevo sol, donde el amor, la paz, la libertad, la justicia y la verdad, sean una constante en nuestras vidas.

A la vez, reafirmarles mi compromiso de seguir colaborando para generar espacios, desde mi modesta condición, que contribuyan al enriquecimiento de la cultura de nuestra América Latina a través de las letras nuevas: Talleres literarios, círculos de reflexión poética, seminarios y conferencias.

Vayan mis agradicimientos sinceros a las siguientes instituciones salvadoreñas: Casa de la Cultura de Suchitoto, Alcaldía Muncipal de Suchitoto, Ministerio de Turismo & CORSATUR, Comité de Desarrollo Turístico de Suchitoto, Departamento de Cultura de Quezaltepeque, Alcaldía Municipal de Quezaltepeque, Casa de la Cultura de Soyapango y Alcaldía Municipal de Soyapango por todo su apoyo y visión. Asimismo, a la revista latinoamericana Los Poetas del 5, por su compromiso.

Quedo siempre en la mejor disposición de servirles,

Néstor Danilo Otero.
Patria Literaria

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